Esta es mi primera entrada dentro del Cículo Whole Kitchen.
Los que me visitáis habitualmente o leéis mis comentarios ya sabéis que me daba un poco de reparo ponerme a amasar, me parecía algo muy complicado y la verdad es que tengo que decir que no es cierto. Lleva un tiempo, me mancho y lo mancho todo, pero es una sensación estupenda tener las manos llenas de harina, formar la masa, esperarla...
Ahora no hay semana que no amase, seré de extremos. Es una receta muy buena para días de fútbol, la dejas preparadita y la comes en el descanso o también, te la llevas al salón.
La focaccia es un pan plano al que se le puede poner algún ingrediente por encima, así los he visto yo en los restaurantes italianos, tiene un sabor y una textura que te deja con ganas de seguir amasando al día siguiente. Un trozo de este pan llena bastante, en casa hice para nosotros dos, hice cambios en las cantidades, y es cierto que con la mitad de lo que me puse ya estaba llena.
Os voy a poner la receta tal cual y vosotros ya la adaptáis a vuestras necesidades.
FOCACCIA DE ROMERO Y BACON.
Ingredientes
- 500 gramos de harina de fuerza.
- 125 ml de agua tibia.
- 12 gramos de levadura fresca.
- 250 ml de agua fría.
- 5 gramos de sal.
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra.
- Bacon.
- Romero.
Elaboración
Mezclamos la levadura con la mitad del agua fría y lo dejamos reposar unos 10 minutos hasta que haga espuma.
A 125 gramos de harina le ponemos la sal y formamos un hoyo en el centro. A la levadura le añadimos el resto del agua tibia, el agua fría y el aceite. Lo vamos incorporando todo poco a poco y añadimos otros 250 gramos de harina.
La masa se quedará más dura y ese es el momento de empezar a amasar con las manos. Rocía la encimera, bien limpia, con harina y pasa la mezcla para empezar a trabajar. Tenemos que amasarla durante 5 minutos para que quede elástica. En este momento es cuando añadí el romero y seguí amasando hasta que quedara todo uniforme.
Estiramos la masa con la forma que se quiera y la dejamos fermentar en un lugar tibio durante media hora o hasta que doble su tamaño.
Transcurrido ese tiempo, estiramos un poco, la acomodamos en nuestro molde y le practicamos esos hoyos tan característicos con los dedos. Echamos por encima unas gotitas de aceite y lo estiramos con la palma de la mano.
Dejamos nuestra masa reposar de nuevo durante una hora.
Con el horno ya precalentado a 200º, le ponemos un poco de bacon por encima y cocemos nuestro pan unos 10 minutos o hasta que los bordes estén doraditos.
Buen provecho.